miércoles, febrero 24, 2010

LLueve

Las baldosas que se tambalean. La gente pide tabaco en las calles, tirada en el suelo, y piden con una pena que nuna sabes si es real o mecánica, con esta lluvia infernal que en el campo huele a tierra y aquí no huele a nada. A veces también te duele un poco Madrid. Es fuerte.
Se me hace extraño pensar que cada vez se menos qué quiero. Me estoy exigiendo tan poquito últimamente que a veces me planteo si habré perdido el flus o el flow ese del que todos hablan. La capacidad para hacer las cosas de las que me siento orgullosa. Nunca he sabido muy bien de dónde ni cómo salían.
Me estoy acomodando, no siento la presión de que esto se termina en cualquier momento. Y no estoy acostumbrada a esta sensación. Es rara.
Qué hago?
Qué no hago?
En qué consiste esto?
Quería bajar todo Fuencarral andando, paseando y despejándome. Pero en Madrid andas rápido sin darte cuenta.

2 comentarios:

el perro dijo...

Tranquilidad chiquilla!!! y a disfrutar de las calles...mojadas son mejores que llenas de people!

lacampanera dijo...

y lo bueno es que tienes bastante razón... pero es más chachi un domingo de lluvias