domingo, febrero 28, 2010

amor

El viernes tuvimos noche de amor.
Este piso donde vivo une tanto a la gente que de cuando en cuando se
hacen quedadas de "gente que vivió en miguel moya". A día de hoy conozco
y quedo con generaciones antiguas de habitantes de esta casita de madera crujiente.
Echamos de menos los desayunos espontáneos de los sábados y lo hablamos y los recuperamos.
La noche de amor es igual de espontánea. Algunos somos más besucones y nos hemos
empeñado en que los demás también lo sean. Lo guay es vernos, entre nosotros
entrra al pub con la sonrisa puesta y tantas ganas de bailar que se
nos olvida pedir la copa y bajamos al centro de la pista levantando los brazos, como si fuera
Port aventura. Es port aventura.
Raúl nos mandó un mensaje a Perico y a mi antes de vernos en el Mercado de San Miguel.
Decía así:
" Ella estaba en el horizonte.
Me acerco dos pasos.
Ella se aleja dos pasos.
Camino dos pasos y
el horizonte se corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar."
Eduardo Galeano.

Volvimos pronto, antes de las 6. Nuria y yo cogidas del brazo.
El cielo a punto de estallar y bailando, todo el rato bailando.
Desperté tarde y Jaime vino a darme un abrazo de buenos días.
Esa parte de cariño que hace que la vida aquí sea más amable.

No hay comentarios: