Me gustaba llegar al piso los domingos. Ese rato del domingo era de las partes de la semana que más me gustaba.
Siempre llegaba acelerada con muchas cosas que contarte.
Te hablaba atropellada, con risas,medio nerviosa, como un monólogo. Y te contaba todo lo que había pasado durante el día y medio que pasaba fuera. Tu estabas siempre con las zapatillas de ir por casa, sacabas el tabaco, yo te quitaba uno ( detrás de otro) . Y ese ratito era lo que más me gustaba.
Creo que tu estabas allí esperando,cada domingo, para escuchar todas esas cosas que no tenían ninguna importancia. Eso creo.
Uno se esfuerza para que esas cosas que no tienen importancia suenen grandes y divertidas cuando tiene alguien al lado con ganas de escuchar .
Después dejaba la maleta y nos íbamos a tomar cerveza. Alguna tapa. Casi siempre mejillones y mucho vinagre. Un paseo. Y no parábamos de reír. No sé si era así exactamente , pero siempre siempre hacía buen tiempo. Una calle olía a aceite quemado y otra a jazmines.
Todo estaba igual en la calle que 1 día y medio atrás. Pero parecía nuevo, a estrenar.
Que rebién lo he pasado contigo, Currito.
;) con esta nos reimos mucho
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