domingo, noviembre 14, 2010

Supongo que hay miles de cosas que aún tengo que descubrir.
Ayer fué un día largo y raro con muchas cosas... y después llegó una noche intensa y preciosa.
Fío vino a casa, acababa de regalarle la viuda de Benedetti un libro de la biblioteca personal de su marido. Lo llevé al Fabuloso, estaba vacío, es un sitio con mucha magia. Viendo esos moños alto llenos de flores al más puro estilo pin-up que llevan las camareras no es de extrañar que en el baño haya, a modo decoración, un secador de peluquería antigua y una butaca. Pero la diferencia esta en los detalles y ese secador de pelo no tendría tanta magia si no le hubieran colocado justo al lado un bote de laca Nelly de 100 ml, vacío, como si fuera de poliespán pero sin serlo.
Entrar en el fabuloso es entrar en otra época, en otra vida paralela más bonita y más kitsch.
Circo, la realidad, la coquette, el fabuloso... voy a sitios con nombres tan guays que es imposible que no le gusten a todo el mundo.

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