martes, noviembre 09, 2010

Martesdomingo day

Mientras desayuno en este rarísimo día libre que ni es puente ni es nada, veo en la tele a un señor que cuenta que lleva 7 años preso por un delito que nunca cometió. La vida puede ser de lo más injusta.

Dice que lo peor no es que le quiten la libertad sino que le hayan quitado su dignidad y su credibilidad.
Otro señor del público que aún tiene migas del bocadillo de mortadela que le han dado por asistir al programa, levanta la mano para hacerle 5 preguntas, pone cejas de sospecha y lanza preguntas con tono inquisidor que vuelan como cuchillos hacia el acusado, al cual no conoce de nada, de hecho solo hace 5 minutos que ha escuchado una resumida historia sobre sus 7 años de sufrimiento.
La pantalla se divide en 2 , en una se ve al señor del bocadillo de mortadela con cara de tener derecho a sospechar al acusado, en la otra se ve al acusado con una cara de lo siento permanente que lo ha llenado de arrugas en menos años de los que debería.
Se nota que ese hombre ya se ha acostumbrado a respirar pidiendo disculpas y justificando cada cosa que hace. Porque siempre será culpable para todos los que se aburren, para todos los que se frustran para todos los que no tienen otra cosa que hacer que señalarlo con el dedo para desviar la atención y sentirse por un momento reyes de un mundo justo, para todos los que no se molestan ni en quitarse las migas del bocata de mortadela.

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