sábado, enero 30, 2010

Buscando la baldosa que no se mueve

Sigo en marcha, ahora el día a día es alegre y mimoso como un abrigo en invierno.
Aunque hay algo pequeño por dentro que me dice que no todo el tiempo.
Abrazarse a quien sea tiene sus pros y sus contras. Pero esta ciudad y esta forma de vida es lo
que tienen, que ya no sabes si es que no eres capaz de filtrar o es que no te da la gana.
Estoy conociendo mucha gente nueva. Es brutal ver cómo en cuestión de días tu vida es otra, con personajes
distintos, con direcciones de metro que nunca antes habían marcado tu bono.
Que las risas vienen solas y quedar con desconocidos está a la órden del primer día y es un hábito casi obligado y nada selectivo. Y es fantástico.
Ando un poco aturdida y se me nota a leguas.
Y te haces fan de todo y ahora juegas a hacer pompitas de saliva con gente con la que no habías hablado en tu vida.
Yo soy fan de las cosas pequeñas y todo esto, por separado, es pequeño, pero junto es enorme.
Tengo que retomar lo de reirme por dentro.

El jueves volví hacia casa con Mariano y mi director creativo, con todos los gintonics que nos apetecían y parando en los portales
por ataques de risa. No pueden ser más La risa es como el sueño, cuanto más duermes más sueño tienes.

El trabajo que ahora hago no es lo que quiero pero creo que soy capaz de saber que, como decía Chaouen, no siempre lo urgente es lo importante.

No hay comentarios: