Llevo una semana de vacaciones invitiendo horas en piscina,
tranquilidad y silencio.
He aprovechado para leer un montón de cosas que escribí
en libretas y papelitos hace dos años.
Es algo que tenía pendiente.
He recuperado algunos libros y recuerdos que había olvidado.
Sitios a los que fuí, personas, personajes, engendros, sentimientos.
El pueblo sigue igual.
Yo tengo muchos menos miedos y soy mucho más feliz.
Como si me hubiera quitado el precinto de seguridad.
Todos estos días son tranquilos porque lo necesitaba urgentemente
, así que los pedí en plan suicida como pre-calentamiento para las
semanas de agosto.
Todo está en calma, a excepción del finde en Altea+LowCost en el que la cota atmosférica de descojone por metro cúbico alcanzó límites insospechados.
Me está gustando recordar que mola pararse y mirar las cosas
con tiempo, como si Sí hubiera un mañana.
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