domingo, octubre 25, 2009

1 hora más

Ayer apenas existió el día , la noche amaneció conmigo saltándoselo todo
Stefano me acompañó a casa y hablamos de miles de cosas, hacía buen tiempo,
se veía la luna y dijimos lo que piensa todo el mundo en algún momento de
su paso por Madrid. Madrid tiene un cielo precioso cuando se deja ver.

Tengo muchas ganas de volver a pinchar porque ahora ya he bailado, mucho.
Después de una semana terrible con la sensación de que en cualquier momento
llegarás al límite y todo se desbordará, necesitaba esto.

Necesitaba una fiesta en mi terraza con mucho alcohol, olor a flores y muchas personas distintas
Necesitaba un after , un ocho y medio, coger a alguien de la mano y pasear, hablar de las cosas
que más me gustan de la vida, olvidar el trabajo, imaginar con amigos que en algún sitio del mundo
hay alguien que también tiene un altavoz apoyado en una maceta para que no vibren los bafles.
Necesitaba estar en paz y no preocuparme por todo.
Pedir champange, bailar Yes Sir I can boggie, irme a tiempo, amaneciendo.
Todo eso.
Y ahora que ya es domingo puedo enamorarme de todo el mundo sin más.

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